Por: Carlos Ramírez,
Territory Manager de Stratasys en México y El Caribe
La llegada del COVID-19 ha detenido las actividades comerciales del mundo. Por los reportes económicos que las grandes consultoras han arrojado, entendemos que esta crisis de salud ha impactado a todas las industrias, las cuales han enfrentado innumerables desafíos como el paro de actividades, el trabajo remoto, las interrupciones y colapsos en las cadenas de suministro, retrasos en las importaciones, así como las fuertes caídas en la demanda de productos y servicios.
Esta situación ha dejado expuesta desde la necesidad de reactivar una línea de producción industrial que siga manteniendo la economía de una empresa a flote hasta la necesidad de poner en marcha una máquina como los respiradores para salvar vidas. Estas son algunas circunstancias que han puesto en el panorama de muchos empresarios y profesionistas la impresión 3D como una solución para crear ecosistemas de producción eficientes y con capacidad para responder ante las crisis y emergencias.
Si bien en países como Estados Unidos, China y Alemania existen muchas compañías que aplican amplia y profundamente la manufactura aditiva, en complemento con la manufactura tradicional, en México nos encontramos con un mercado en pleno desarrollo para esta tecnología.
A medida que las instituciones de salud y las empresas de todo el mundo se enfrentan con esta nueva normalidad, la impresión 3D ha demostrado ser un recurso valioso para desarrollar piezas que sustituyan la falta de inventario físico en almacenes, agilizar la manufactura y realizar cambios rápidos en los diseños.
En el ámbito de la salud, médicos, enfermeras, paramédicos y personal de las instituciones que atienden en primera línea a los pacientes de COVID-19 se enfrentan a un alto riesgo de contagio. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 12% de los pacientes está conformado por personal médico.
En este sentido, la impresión 3D se ha utilizado para producir impactantes y prácticas soluciones ante la crisis de COVID-19, como son:
1. Las adaptaciones de un accesorio que, colocado en la manija de las puertas, permite a los equipos médicos en hospitales abrirlas con el brazo.
2. En todo el mundo los hospitales se han visto sobrepasados por el volumen de pacientes y la falta de equipo de protección personal, esto incluye mascarillas, guantes, protección para los ojos y ropa. Como respuesta a este desabasto, se han imprimido caretas de protección que son utilizadas como una herramienta extra que suma seguridad al resto del equipo que portan los médicos y enfermeras en primera línea de atención. 
Éstas sirven como una barrera para cubrir ojos, nariz y boca, ya que éstas son la vías primarias para contagiarse de Covid-19.
3. Además de la escasez de equipo de protección, la industria médica se enfrenta a la falta de respiradores y ventiladores. Ante este panorama, algunos diseñadores 3D desarrollaron una pieza llamada Splitter, la cual funciona como un adaptador para cada respirador y éste divide en dos la salida de oxígeno para duplicar su capacidad y poder atender al mismo tiempo a dos pacientes con una misma máquina. Los splitters se han utilizado como último recurso en algunos hospitales de países como Italia.
4. Investigación médica. Gracias a la impresión de modelos 3D que recrean los pulmones de pacientes afectados, los médicos y científicos tienen la posibilidad de investigar cómo se desarrolla esta enfermedad y así encontrar un tratamiento efectivo.
Tanto para los equipos médicos que están trabajando en primera línea como para las industrias que están adaptándose a un nuevo paradigma en la producción, la realidad se está transformando. Todos los días los empresarios, los médicos y las personas en general nos enfrentamos a nuevos desafíos que nos empujan a ser flexibles y adaptarnos a este nuevo presente. Hoy por hoy, podemos apoyarnos en herramientas como la impresión 3D para cimentar estos cambios y dejar que sea la tecnología quien nos ayude a redefinir el futuro.
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